Todavía recuerdo, de niño, el aroma del pan y las tortas de huevo y anís. Mis tíos trabajaron toda una vida en la panadería del pueblo. Cuendo se jubilaron, el horno quedó abandonado y olvidado...
Aún permanecen, en la pequeña oficina, papeles y encargos de hace treinta años...
La panadera, mi tía, todavía vive....
En su casa están sus recuerdos...
Han pasado los años...
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